lunes, 29 de septiembre de 2014

Distrito 12

El Distrito 12 fue el distrito más pobre de Panem.
No ganó los Juegos en años, hasta que Haymitch Albernathy ganó los 50° Juegos del Hambre, en el libro también se menciona a otro vencedor desconocido.
Además, en En Llamas, el distrito fue destruido por las bombas del Capitolio. En Sinsajo, es reconstruido poco a poco.

                                             

                                              Ocupación

Practican la Minería de Carbón. Los puestos de trabajo son: Carbonero, Minero, Metalúrgico, Geólogo y Topógrafo.
                              

                                              Ubicación

Está ubicado en las montañas y tiene unos 8.000 habitantes. Se divide en cuatro zonas: La Veta, la sección comercial, la Aldea de los Vencedores y El Quemador.



RebeldesKatniss Everdeen, Peeta Mellark, Haymitch Albernathy, Sra. Everdeen, Sae la Grasienta, Gale Hawthorne, Delly Cartwright.

Vencedores: Katniss Everdeen, Peeta Mellark, Haymitch Albernathy.

Distrito 11

Sello del Distrito 11Es uno de los más pobres,después del Distrito 12. 
Sus habitantes son descritos con piel marrón oscura. 



                   Ocupación

Su industria es la agricultura; huertos, frutales, campos de trigo y cultivos de algodón, casi todo lo que siembran va al Capitolio, a pesar del hambre que pasa la población del distrito.

                            Ubicación 

            Se ubica en la actual Atlanta,Georgia 


Tributos 74° Juegos del hambre: Rue y Thresh
Tributos 75° Juegos del hambre: Chaff y Seeder 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Fics!!!!!!!



Le agradecmos a http://realornotrealnews.blogspot.com/p/ficsrecomendaciones.html#.VCWqEmd5NrU por brindarnos estas hermosas cartas y traducirlas 


Dos cartas escritas por Finnick Odair: una para su esposa Annie Cresta y la otra para su hijo


Querida Annie
:

Primero que todo, lo siento mucho. Más que nada. Nunca me perdonaré por haberte dejado.

Pero tú sabes porque morí, y en ayuda de qué morí. No me lo dijiste, pero te conozco, Annie Cresta. Te conozco mejor que a mi mismo. Y estoy muy feliz de que pronto habrá una personita en el mundo que será mitad tú y mitad yo. Una mezcla perfecta de nuestra genética. No puedo imaginar nada mejor.

¿Recuerdas la primera vez que pasamos todo el día juntos? Fue unos 6 meses después de que te coronasen Vencedora. Tomamos toda la comida y bajamos a la playa, aquella pequeña que está a la vuelta de la esquina justo en la frontera que no mucha gente conoce. Yacimos en la arena bajo el sol y nadamos y charlamos. Esa fue la primera vez que te oí reír. Sólo puedo recordar el pensar en lo increíble que eras y en cómo demonios no me había dado cuenta lo hermosa que eras hasta ese momento.

¿Sabes como sobreviví a aquellas noches en el Capitolio? Fue por tí, por tu inocencia, tus bellos ojos, el roce de tu piel y el saber que estabas ahí esperándome.No sabía nada hasta que te tuve, me despertaste. Me mantuviste vivo.

Estaré por siempre agradecido por el tiempo que pasamos juntos. Estoy eternamente agradecido por ti, Annie Cresta. Sin ti, el tiempo que pasé en la tierra hubiese sido nada. Deberías saber que prefiero el tiempo que pasamos juntos y luego morir ahora, que vivir para siempre y no haberte conocido. Lo prefiero miles de veces. Trata de no pasar tu vida pensando en mí. Necesitas vivir tu vida, amor. Enamorate de nuevo. Quiero que, más que nada en la tierra, seas feliz. Es todo lo que siempre quise, ya sabes.

Cada vez que pienses en mí, piensa en lo que tuvimos, que fue imparable como el océano, algo a lo que nadie se pudo resistir. No te amé de inmediato, Annie Cresta. Floreciste en mí. Pero ahora, no hay forma en la que pueda volver atrás. Te amo, Annie Odair. Siempre lo haré.

Te estaré esperando aquí arriba. Tomate tu tiempo, amor.

Tuyo por siempre,

Finnick

Para mi bebé:

Hola por ahí!. Nunca sabrás cuánto siento que esta carta sea la única manera de que pueda dirigirme a ti. Ni siquiera sabía que existías hasta ayer.

Pero te amo, lo sabes. Te amo sin tener los ojos puestos siempre en ti. Sé que te amo porque amo mucho a tu madre, y porque me llenas de orgullo. Eso ya lo sé.

No gastes tu vida pensando en mí y lo que podría haber sido. Quiero que sepas que yo morí haciendo de este mundo un lugar más seguro y mejor para ti y para tu madre. Debes saber que yo estaba pensando en ti y en ella todo el tiempo. Tienes que saber que lo hice fácil, sin dolor, incluso. Debido a que ustedes dos son las únicas cosas que he amado, y las únicas cosas que siempre amaré. No lo olvides.

Me gustaría haberte visto crecer. Pero lo más importante es que vas a crecer, a salvo. Verás, Panem solía ser un lugar mucho más oscuro. Me gustaría poder haber estado allí para ayudarte y guiarte, y verte en tu camino, pero para ser honesto, no estoy seguro de que habría sido demasiado bueno en eso de todos modos. Quiero darte un consejo, algo para recordar, algo que legar, de padre a hijo. Estas son las únicas cosas en el mundo de las que estoy seguro:

1. Si tienes la suerte de encontrar a alguien a quien amas, y que te quiere como tú la quieres, aférrate a ella firmemente. No sabes cuándo puede ser alejada de ti.

2. Aunque parezca imposible, siempre representa lo que sepas que es correcto. El honor es una cosa que no se puede comprar, o recuperar si se pierde. Eres un Odair, bebé. No puedes retirarte.

Quizá yo no hubiera sido un gran padre, mirando esta lista. Pero sabes, yo habría pasado todos los días asegurándome de que sepas lo mucho que tu madre y yo te amamos. Porque lo hacemos, bebé.

Piensa en mí cuando mires el océano, cuando te asombres de lo lejos que el agua se propaga, cómo se ve infinita. Estoy esperando en algún lugar en el horizonte. Te amo, hijo mío. Siento como si siempre te hubiera amado.

Tu Padre.

(PS: Espero que tengas los ojos de su madre. Y mi sentido del humor)





Peeta cuenta como se siente 8 meses despues de haber vuelto al Distrito 12.
 


Ella está en algún lugar cercano. La puedo oír. Casi sentirla. Puedo oír su voz, esa voz que anhelo - que está llamando mi nombre. ¿Dónde está? ¿Por qué no puedo llegar a ella? Y ahora los gritos se han iniciado, los gritos que se han vuelto tan familiares y, sin embargo, cada vez que los escucho me pregunto cómo voy a ser capaz de soportarlos. Ella debe estar cerca si los gritos son tan fuertes, ¿verdad? Pero todavía no puedo encontrarla. Tengo que encontrarla. Tengo que parar lo que sea que la esté haciendo sonar de esa manera, tan llena de desesperación - Tengo que ver la luz en sus ojos y sentir el calor de su piel -, pero los gritos están siendo cada vez más fuertes y no sé cómo va a sobrevivir a algo que causa tanto dolor en ella.- Estoy llamando su nombre, gritándolo, pero se pierden frente a sus gritos-
Katniss. Me despierto diciendo su nombre, sólo susurrándolo, como si mi yo inconsciente supiera que lo que yo estaba tan desesperadamente tratando de rescatar en mi pesadilla, está realmente durmiendo a mi lado, con un brazo por encima de mi pecho. Lo saqué cuidadosamente y me levanté, mirando su cara una sola vez, porque como siempre, me temo que si la miro por demasiado tiempo, nunca voy a ser capaz de detenerme.
Así que las pesadillas han vuelto. Yo sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Han pasado casi ocho meses desde el día en que volví al Distrito 12 y he tenido pesadillas más noches de las que no.
Sabía que las cosas no serían como antes ¿Cómo podían serlo? Prim se ha ido. Toda mi familia se ha ido. La mayor parte del Distrito 12 se ha ido. Y aunque no lo hubieran hecho, todavía estárían con el secuestro.
A veces, todavía puedo ver destellos de la desconfianza en sus ojos. ¿Quién puede culparla? Traté de matarla. La llamé muto. Yo creía que era un muto.
Tengo flashbacks a veces. No de odiar a Katniss, creo que sus besos me han curado de eso para siempre. Los flashbacks de la confusión, del pánico, del no saber lo que es verdad y lo que no, del dolor de no saber en lo que yo creía, y lo que alguien me estaba obligando a creer A veces era tan intenso que gritaba como lo hice cuando estaba encerrado en el Capitolio.
Pero a pesar de esto, la vida continúa como siempre. Bueno, no como siempre, por supuesto, nada es lo mismo - nada podría ser lo mismo. Pero a veces, eso está bien.
Me siento tan culpable a veces. No por las razones que habrías pensado, pero porque en algún lugar, en el fondo, estoy extrañamente feliz. Feliz de estar viviendo con Katniss, feliz de saber que ella me necesita a mí, feliz de que se quede dormida con la cabeza en mi pecho, respirando lentamente a tiempo conmigo. Y no debería estarlo.
Está despierta ella también ahora, y se une a mí en la cocina sin hacer ruido - ella tiene esa gracia sin esfuerzo con la que un cazador nace, de la que yo carecía en gran medida cuando traté de ayudarla a cazar en la primera arena.
La primera arena. Lo pienso a veces. Parece que fue hace una eternidad, como que casi no sucedió. Si me esfuerzo lo suficiente, puedo casi recordar cómo me sentí cuando nos coronaron vencedores de los 74 Juegos del Hambre. Sabía, incluso entonces, que las cosas nunca serían las mismas. Pero yo estaba feliz. Tan feliz como puedo serlo. Yo estaba vivo, Katniss estaba viva, y habían sido esos preciosos días, cuando yo creía que me había amado desde el momento en que ella me llamó por mi nombre, no desde el momento en que ella se había dado cuenta que su supervivencia dependía de ello.




 2º Parte del Fic Post Sinsajo desde el punto de Peeta Mellark





Sin embargo, comemos el desayuno como siempre lo hacemos - pan fresco de la noche anterior, cocinado en el horno a la madrugada y todavía tibio cuando lo partimos. Miro a Katniss cuidadosamente, no haciendo caso por una vez a como la luz de la mañana golpea perfectamente sobre su piel y cuan despacio parpadea cuando está cansada. Tiene días buenos y días malos. Todavía estoy inseguro sobre qué tipo de día es hoy.

Rompo ausentemente mi mitad del pan en pequeñas partes, parando solo cuando noto que Katniss me mira y se entremece. Desde luego. Todavía la molesta cuando rompo el pan así. Le recuerda a la segunda arena, a Finnick obsesivamente contando los pequeños pedazos de pan de nuestros sponsors. La segunda arena fue diferente de la primera. Siempre lo iba a hacer, por supuesto, pero no solo por la rebelión. La segunda arena fue cuando definitivamente pude ver y creer que ella me amaba. Esa noche en la arena...

Mientras nos sentamos en silencio, dejo que las memorias vengan a mí. Intento y saboreo los momentos más oscuros, las noches gastadas impresionando al Capitolio, esos días allá en el Distrito 12 que me hacían gritar. Ese recuerdo nunca falla. Eso es probablemente por qué el secuestro falló, enventualmente - ellos trataron de torcer este recuerdo. Y creo que yo lo atesoro demasiado.

Nos levantamos de la mesa y abro mis brazos hacia ella. Esto es siempre algo bueno. Cuando ella sonríe ligeramente y viene hacia mí, poniendo sus brazos alrededor de mi cuello, me siento ligeramente con más esperanza. Tal vez hoy es un buen día despues de todo.

La abrazo más de lo que debería, saboreando ese sentimiento de tener mis brazos alrededor de su cintura, su cabeza en mi hombro. Se siente tan bien. Abrazarla así siempre me recuerda lo bueno que es estar juntos, también me trae recuerdos de esas noches en el tren. Y de una noche en particular. Otra de las razones por la cual el secuestro falló. Esos recuerdos, el Capitolio no pudo tocarlos. Fue lo que nos mantuvo juntos.




 3º Parte del Fic Post Sinsajo desde el punto de Peeta Mellark



Esa tarde, Haymitch nos visita. Él es una gran parte de nuestras vidas, tanto que a veces pienso que lo conozco tanto como la conozco a Katniss. Ellos se parecen mucho. Por eso se llevan tan bien, como si fueran padre e hija. Sé que la prefiere a ella antes que a mí pero Katniss me ha contado que él quería que  me mantuviera vivo en Vasallaje de los Veinticinco; decía que yo era el único de los tres que en realidad tenia un corazón bueno. Y a veces no puedo creer cuán equivocado estaba él sobre eso. Por supuesto que lo dijo antes del secuestro, antes de que yo tratase de calmar la rebelión y aconsejar al Distrito 13 que dejara de pelear.

Cuando los veo juntos, ocasionalmente siento un poco de celos. No porque esté pasando tiempo con Katniss, sino porque me hace extrañar a mi propio padre, tanto que me duele. Extraño que me enseñe a hornear, ver como se enorgullecía de mi glaseado, que me parta pedacitos de ardilla cuando mi madre me mandaba a dormir sin cenar, que me cuente historias de su niñez, que me escuche hablar sobre Katniss.

Luego de los primeros juegos, la señora Everdeen me dijo que mientras estábamos en la arena, él se pasaba dos veces por semana para ver cómo estaba Prim, dejaba un pedazo de pan y a veces galletas. Mi padre es el único miembro de mi familia que realmente extraño. Cuando estoy en un lugar feo, me pregunto como murió. ¿Habrá sido rápido, silencioso, resultado de una inhalación de humo mientras dormía? ¿Pasó sus últimos momentos tosiendo y ahogándose? O lo peor de todo...¿Fue aplastado por la caída de los edificios o quemado por el fuego? Trato de no imaginarme estas situaciones. Cuando pienso en él, quiero pensarlo en su mejor momento. Riéndose despacio de algún chiste cuando estaba mi madre, y fuertemente cuando ella no estaba. La forma en la que a veces sonreía sólo con sus ojos. Cómo amaba las ardillas fritas y su admiración por quienes las cazaban, con una flecha que le daba siempre perfectamente en el ojo.

Pienso que mi padre es la razón por la cual quiero tener hijos. Quiero ser como él, ser esa persona importante para alguien tan inocente y pequeño, y la perfecta forma mía y de la persona que amo. Quiero ser padre y amigo, como mi padre lo era para mí.

Pero ahora, la única cosa que amo más que a mis futuros hijos es a Katniss. Y la amo, la amo tanto, tanto que me asusta a veces. Como ahora, mientras se sienta cerca del fuego y se ríe con Haymitch. Solamente el verla ahí, sabe que está a salvo, que no hay nadie que la pueda herir, me hace tan feliz. Quiero casarme con ella, pero quizás sea demasiado pronto. Hace apenas un año que hemos vuelto al Distrito 12. Pero se lo propondré, algun día. 

Digamos que, la tradición del Distrito 12 es tostar pan ¿cierto? Ella es la chica en llamas, yo soy el chico del pan, el hijo del panadero. Está predestinado.

4º Parte del Fic Post Sinsajo desde el punto de vista de Peeta Mellark





El sol brilla en el Distrito 12 mucho más después de la rebelión, como nunca lo había hecho. O al menos, eso es lo que yo siento. Probablemente porque la vida parece mucho más brillante ahora. Más ligera. Más libre. Estamos desgastados con los recuerdos y pérdidas. Pero de alguna manera hemos salido adelante, capaces de regocijarnos en los pequeños placeres de la vida mucho más que antes. Sentado al sol de la tarde con Katniss. Pintando todo el día. Pasando todas las noches juntos. Susurrando un "Te amo" en su pelo cuando sus brazos se envuelven a mi alrededor.

Pero están los flashbacks. Esos son un asunto totalmente distinto. En las noches cuando  me golpean, este lugar nuevo y feliz se rompe. Me veo obligado a recordar lo que me costó llegar hasta aquí. Lo que perdí. Lo que Katniss perdió. Que afortunados y desafortunados nos encontramos en la misma medida.

A veces me pregunto por qué el Capitolio nos  hizo esto  a nosotros en primer lugar, ¿por qué ellos controlaban casi todos los aspectos de nuestras vidas?, ¿por qué nos han obligado a sacrificar a nuestro hijos? , ¿Por qué ellos eran ricos y saludables en vez de nosotros?. Cuando era muy pequeño, solía pensar que eran una raza diferente de la humana. Superior, incluso. Pero no es cierto. La diferencia entre ellos y nosotros fue que ellos estaban muy contentos transformando sus caras y destrozando sus cuerpos mientras nosotros trabajábamos con los dedos hasta los huesos para proporcionarles las cosas a ellos. Y al final, fuimos nosotros quienes tuvimos que cambiar las cosas

Pero sobre todo, me alegro de que haya terminado. Soy inmensamente feliz que tanto Katniss y yo sobrevivimos. Feliz de que en pocas décadas, habrá toda una nueva generación que nunca ha tenido la experiencia de los Juegos. Quiénes no se vean abrumados por la pérdida y el recuerdo de los horrores que tuvo que soportar. Quiénes son  capaz de apreciar plenamente la libertad gloriosa que la  nueva rebelión ha provisto para ellos. En los días más oscuros, ese pensamiento me ayuda más allá de la creencia.

En secreto, espero que algo de esta nueva generación sean mitad de Katniss y mitad mía. Yo sé que ella no quería tener hijos, pero yo sí quiero. Ni siquiera estamos casados. Ni siquiera hemos-

Bueno, no, ya que una noche en el tren. Pero aun así, espero que cambie de  opinión acerca de los niños. Espero que podamos tenerlos un día. Es mi creencia personal de que los niños son lo que mantuvieron a la gente en Panem antes de la rebelión. No en los de mi madre, por supuesto, pero yo siempre pensé que podía ver en los ojos de los otros padres que caminaban hasta las minas antes de que saliera el sol y, en las madres frotando sus dedos mientras lavaban y cocinaban, el amor es lo que los llevó y los obligo a seguir adelante, es algo muy parecido a lo que yo sentía cuando quería que Katniss me matara en la primera arena. Porque yo sabía que nada en el mundo podía importarme como ella me importaba. Ella era la única cosa por la que habría dado todo sin recibir nada a cambio. Incluso si eso significaba tratar de calmar la rebelión para mantenerla a salvo.


Relato durante Sinsajo desde el punto de vista de Finnick Odair, luego de que Annie fuese rescata del Capitolio



La primera noche que nos reunimos, me desperté varias veces sólo para fijarme que ella seguía allí. Cada vez que abro los ojos veo su largo y enredado cabello, sus oscuras pestañas que rozan sus pómulos y me recuerdo que está a salvo ahora. Porque está aquí conmigo. Y no dejaré que nada más le pase.

Ella duerme pacíficicamente, lo cual me sorprendió. Ni siquiera sé todo lo que ella ha pasado, pero había supuesto que las cosas que la persiguen incluso a la luz del día la iban a perseguir en forma de pesadillas a la noche. Mis pesadillas siempre han sido sobre ella, sobre lo que el Capitolio le podría haber hecho, lo que podría estar dando vueltas en su mente, sobre qué capacidad tenían ellos de alejarla de mí. Eso es lo único que me seguía asustando.

La miro mientras duerme por un largo rato, escuchando el sonido de su respiración y sintiendo el calor de su piel y sus rizos rozándome. Desearía poder ver sus ojos, porque en todo el tiempo que estuvimos separados no podía dejar de pensar en ellos. Cómo su color es imposible de distinguir, ese color entre el gris y el azul.

Y de repente, me congelo. Hubo algo que estuvo dando vueltas en mi mente todo el tiempo, susurrándome algo terrible, pero no podía darme cuenta que era, y con tan sólo mis pensamientos y su respiración para distraerme, comenzó a gritarme en los adentros.

Estuve repitiendo ese momento en mi mente, el momento cuando la vi por primera vez de nuevo. Como ella corrió hacia mí, cubierta en esa toalla, sus ojos brillando y su pelo enredado, justo cuando pensaba que no la podía amar más, lo hice.

Pero ella estaba cubierta en una sábana. Solo una sábana. Y no puedo dejar de pensar que cuando la rescataron debía estar desnuda.

Y ese pensamiento no deja de asustarme.

Sé lo que el Capitolio hizo. Yo mismo he sido una víctima. Y traté tanto de asegurarme que ella no lo fuese.
Pero el solo pensar lo que le podrían haber hecho, a Annie, la única chica que amé y la única que amaré, hace que me ponga furioso y quiera explotar.

Haré lo que haga falta para que el Capitolio caiga. Pelearé hasta el final. Si la rebelión cae, yo no lo haré. Destruiré al Presidente Snow o moriré intentándolo.


 5º Parte del Fic Post Sinsajo desde el punto de vista de Peeta Mellark...


Pero esta tarde, las cosas dieron un giro para mal. Y no es Katniss. Soy yo.

No sé porque a veces me pasa esto. Y a veces me pregunto si una pequeña parte de mi cerebro esta dañada y no tiene arreglo, y me retuerzo en ella cuando tengo la guardia baja. Katniss dice que soy paranoico. ¿Pero de que otra manera puede ser explicado?

Estamos sentados junto al fuego luego de la cena cuando lo siento. Es sensación de pánico creciente que no se de donde viene. Surge dentro de mi, y aunque recibo señales de que va a pasar, nunca puedo detenerlo- Los susurros comienzan en mi cabeza, cientos de voces suspirando una sobre otra. Desesperadamente trato de enfocarme en una pero todas dicen cosas diferentes y no puedo escuchar a ninguna – Y de repente no se donde estoy,  que estoy haciendo o que debería estar pensando, hay mutos en mi cerebro, cientos de ellos. Y ahí es donde los gritos comienzan. No sé quien es. ¿Darius? ¿La chica Avox? ¿O incluso Cinna?
Y luego me doy cuenta que soy yo.
Abro los ojos, y ni siquiera me doy cuenta que se callaron, porque los gritos y suspiros siguen en mi cabeza y en todas partes,   y a pesar de tener la vista nublada la veo corriendo hacia mí.

Ella agarra mi mano y me sorprendo al estar tan tibia. La presión me recuerda a ese distante sentimiento de seguridad y tranquilidad. Ella apoya su frente contra la mía, su cara esta tan cerca que no puedo ni concentrarme en ella, y justo cuando estoy volviendo a escuchar los suspiros escucho claramente a través del sonido una voz clara, su voz, diciendo tres palabras. Las tres palabras que dice todo el tiempo. Las que me traen tantos recuerdos, dientes de león amarillos, trenzas, guiso, noches en el tren, besos tibios. Y ahí me puedo concentrar por primera vez y puedo contestarle lo que siempre le contesto

Es tan difícil de decirlo, de físicamente sacar la palabra de mi boca, pero una vez que lo hago puedo volver a concentrarme. Su cara luce preocupada, con sus cejas fruncidas pero no sorprendidas; ella ya ha visto esto antes. Ya he visto esa expresión también y ahora que estoy conciente completamente veo que es tan atractiva que tengo que morder mi labio para poder dejar de besarla

Y creo que ahí es cuando ella menos confía en mí, cuando acabo de tener un episodio. Capaz ella piensa que voy a volver a decirle muto. Aunque es extraño, porque ahí es cuando yo mas le confío, cuando acaba de sacarme esa pequeña parte de mi cerebro a la cual le temo tanto. Pienso que es porque me muestra el poder que tiene sobre mí. No es que necesite ser probado igual


 6º Parte del Fic narrado por Peeta (Post Sinsajo)


  En los días buenos, la vida es mejor de lo que podía haber imaginado hace ocho meses. Katniss caza. Yo horneo. A veces nos besamos. Cuando está de vuelta en el Distrito 12, Haymitch a menudo viene en las noches; Katniss  se lo pide también. No creo que ella pueda soportar la idea de que él pase las noches solo en esa gran casa, con nada más que sus pesadillas para hacerle compañía. Bueno, eso y el licor.

En los días buenos, yo no soy más que optimista, pero contenido. Creo que sería muy feliz si la vida fuese sólo los días buenos. A veces pienso que tal vez ella es todo lo que necesito. Todo lo que he necesitado. Es una locura, realmente, el poder que tiene sobre mí. Pero me alegro por ello.

De vez en cuando, me pregunto qué vida habría tenido si no hubiera sido elegido en la cosecha. Ella habría sobrevivido, estoy seguro, mientras que algún otro chico del Distrito 12 sin rostro y sin nombre se convertiría en la pieza de sus juegos. Tal vez no habría sido una rebelión, si ella no hubiera estado tan decidida a mantenernos vivos a los dos. Quién sabe. Pero ¿y si Prim ni yo hubiéramos sido elegidos? Me hubiera gustado pensar que Katniss y yo habríamos terminado juntos de todos modos, pero parte de mí grita que esto no es cierto. Tal vez se habría casado con Gale. Probablemente.

Los días malos son diferentes, sin embargo. En los días malos, todo es peligroso, no es físicamente peligroso, por supuesto, pero cada cosa tiene ese poder terrible, tremendo: hacernos recordar.

Agua y un poco de pan; Finnick. Polvo de oro danzante en la luz del sol; Cinna. Silbidos de Sinsajos; Rue. Lo peor de todo para Katniss, que en todo está Prim. Pan, queso de cabra, las camisas fuera del pantalón.

Hoy, sin embargo, parece ser un buen día. Katniss se dirige al bosque a cazar después del desayuno, y la veo con una punzada de dolor, como su silueta es iluminada por el sol detrás de ella, y veo que siempre será la chica en llamas. A veces me olvido de lo mucho que la extraño cuando no está a mi alrededor. Lo mucho que aún anhelo su compañía, ¿cuánto mejor parece todo ella está conmigo. Ni siquiera tiene que decir nada. Su presencia es suficiente. A menudo me pregunto si ella siente lo mismo por mí, si ella disfruta de regresar a la casa tanto como disfruto de su regreso.

Hoy, el pan es abundante y hay un stock bastante grande de bollos de queso como para durar una semana, siempre y cuando Haymitch no llame tan pronto. Así que en vez de hornear, empiezo a pintar. Yo nunca sé en lo que van a terminar mis cuadros cuando empiezo, yo sólo empiezo a pintar y veo a dónde voy. Puedo pintar durante horas, como hoy. No me doy cuenta el tiempo que pasa.

Y entonces, milagrosamente, oigo el sonido de sus pasos mientras camina por el sendero. Instintivamente, una sonrisa se extiende por mi cara cuando entra por la puerta. Ella está sonriendo


 Katniss sobre su hija: 



La primera vez que sentí ese movimiento dentro de mi estómago hinchado, estaba tan asustada. Tan aterrorizada. Porque aquí había algo que podría ser alejado de mí otra vez.

Pero ahora, en la oscuridad, Peeta está mi lado, sonriendo, incluso en su sueño y mi bebé está dormido en su cuna a pocos metros de distancia, ni siquiera tiene 24 horas de vida. Tan fresco como una gota de lluvia.

Mi bebé.

Me negué a llamarla así por mucho tiempo. Simplemente no podía, porque Prim era mi hermana, Finnick era mi amigo, Peeta era mi prometido. Y todos ellos fueron apartados de mí. Nada de lo que es mío está a salvo.

Pero esta personita que es completamente nueva y fresca y no tiene idea de lo que el mundo tiene, es mía. Una parte buena de mí. El tipo de cosa que me recuerda que hay bien en el mundo, y el potencial para la felicidad.

Con mucho cuidado me alejo de los brazos de Peeta. Debe estar en un sueño profundo, ya que ni siquiera se ha movido. La sonrisa pegada en su cara a pesar de que él no es consciente de ella, me hace sonreír un poco. Me imagino lo que está soñando. Eso me hace sonreír de nuevo.

Con cuidado, con el silencio eterno de un cazador nato, me dirijo a la cuna. Mi madre se ofreció a enviar una nueva desde del hospital, pero yo realmente no confiaba en cosas nuevas. Prim y mi cuna antigua fueron destruidas por el fuego, pero ésta pertenecía a Finn, el hijo de Annie. Y no hay muchas personas en las que confío más que en ella.

Echo una ojeada de nuevo, mi corazón comienza a latir rápidamente porque todavía hay una parte de mí que no cree que ella sea real, que algo nuevo y tan perfecto pueda ser confiado a mí después de todo lo que destruí. Pero allí esta ella, tan pequeña y hermosa, respirando tranquilamente, sus pequeñas manos. Todavía estoy shockeada por el gigante sentimiento de amor que siento hacia ella. 

Tiene pelo negro como cuando yo era pequeña, pero sus ojos son de un extraño color azul, oscuro y brillante, como Peeta. Estoy tan feliz que tenga sus ojos. 

Algo crece dentro de mí mientras me paro en la oscuridad, algo más fuerte y mejor que el llanto. Y por una vez, Peeta insistió en cerrar las ventanas. Pero las cortinas estan todavía abiertas, y se refleja la luz de la luna en este pequeño ser, quien nunca ha escuchado del Capitolio o de Los Juegos del Hambre. Esta alma fresca nunca será perseguida por fantasmas, como yo lo soy. Quiero protegerla, mantenerla a salvo, asegurarme de que se sienta amada y segura.

No había sentido algo así desde Prim. Prim. Hasta pensar en ella hace que se me vengan lágrimas a los ojos. Por como ella habría amado a esta bebé. Cuán buena hubiera sido cuidándola. Y a pesar de su rostro con cabello negro, todo en ella me recuerda a Prim, su hermosa cara, su espíritu tranquilo, como me siento respecto a ella. Es extraño, la mezcla de fuerza con terrible tristeza. Hace que duela dentro mío.

Y de pronto algo mágico pasa, y la pequeña bebé en la cuna abre sus ojos. Y el llanto que esperaba no viene. Ella pestañea un par de veces y sus pestañas son tan pequeñas que apenas puedo verlas, rozan suavemente su cachete. Y me mira como si me conociese, como si supiese que necesitaba ese momento entre nosotras, incluso sin su padre, para recordarme que traer esta bebé al mundo era algo bueno. 

Porque Panem es un lugar mejor ahora. Finnick y Boggs y Dios sabe cuántos otros murieron para asegurarse de que eso pase. Y mi bebé, mi hija, ella será una de esas que se beneficiaran con este hermoso mundo que creamos. Ella hace que todo el sacrificio valga la pena. 

Levanto su pequeño cuerpo de la cuna, tan tibio, estoy shockeada de que algo tan pequeño tenga tanta vida, y me haga tan feliz de estar viva.



Relato de Finnick, la noche antes de partir hacia el Capitolio (Sinsajo)


Me gusta despertar en la oscuridad, mirando el techo, con mi mujer a mi lado y escuchar su respiración lenta y constante.

Todavía no puedo creer que ella sea mía. Mi esposa. Mi Annie. Para siempre.

Mañana me voy a al Capitolio con Katniss, Boggs y los demás. Y mientras estoy aterrado ante la perspectiva de dejar Annie aquí sola, sé que me tengo que ir. Porque ella es la razón por la que voy, ella y todos los demás como ella. Para vengar lo que les han hecho Para evitar que esto le ocurra a alguien más. Para hacerle pagar a Snow por todo el sufrimiento que ha causado, por atreverse a violentar de esa manera, por herir a tantos miles de personas como ella sin pensarlo dos veces.

No va a estar totalmente sola. Ella cree que no lo sé, ¿cómo no saberlo? Pasamos juntos cada segundo. La he visto poner una mano sobre su estómago cuando piensa que yo no estaba mirando. Oigo las cosas que murmura en sueños. Conozco la expresión en sus ojos, a veces, aterrorizada, pero feliz y extática. Sé lo que lo ha causado.

Y eso me hace estar más asustado cuando la deje, aunque me proporciona todo el incentivo para ir. Me pregunto qué me dirá antes de irme. Debe de estar matándola el haber mantenido esto en secreto durante tanto tiempo;  probablemente piensa que es lo mejor, para mantener mi enfoque, así que no me preocupo por ella más de lo que ya lo hago.

Pero me voy a preocupar, y estoy preocupado. Quiero hacer de Panem un buen lugar, honesto, equitativo y seguro. Quiero ser capaz de disfrutar de tener un hijo nuestro, quiero ser capaz de llevarlos hasta el mar y verlos jugar en las olas, sin el temor constante de la cosecha y el hambre que se cierne sobre nuestras cabezas. ¿Qué posibilidades tendría un hijo de dos vencedores? Quiero ser capaz de verlo crecer y saber que no existirá el temor de verlo arrastrado hasta el Capitolio y obligado a pasar noches oscuras, vergonzosas con el mejor postor, al igual que yo. Quiero ser libre, ser feliz, para caminar de la mano con mi esposa y mi bebé y saber que nada puede alejarlos de mí. Es por eso que tengo que destruir a Snow y todo lo que representa.

Pero ¿y si el fin de hacer eso, me veo obligado a sacrificar mi propia vida? La idea me ha perseguido durante días, y sé que ha estado atormentando a Annie, también. Pero voy a hacer lo que sea necesario. La única cosa peor que no poder envejecer con mi esposa, y ver crecer a nuestro hijo, es estar mirando como los destruye el Capitolio. La única cosa mejor que estar cerca para verlos a ambos sería saber que había muerto para mantenerlos a salvo, para asegurarme de que nada podía tocarlos de nuevo. Y por eso, si llegamos a eso, estaré encantado de sacrificar mi vida para ayudar al Sinsajo y a la Rebelión. Haré lo que sea necesario. Lo voy a hacer por mi esposa, mi bella esposa y mi hijo que está por nacer. Lo voy a hacer por la gente que me vi obligado a matar en ambas arenas. Yo lo haré por Mags, que era honesta, dulce y muy muy valiente, que era tan diferente del Capitolio, en todos los sentidos.

Y no se me ocurre una mejor razón que esa...


 Carta de Gale para Katniss en Sinsajo:


Katniss,



Si estás leyendo esto significa que morí peleando contra el Capitolio. Tal vez tú incluso estuviste aquí. Aunque espero que no.


En realidad, ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esta carta. Finnick estaba escribiéndole una a Annie, y pensé que tal vez debería escribir una también. Creo que hubo tanto entre nosotros que quedó sin explicarse, tanto que ninguno de nosotros lo entendió. Y no quiero morir sin explicar tanto como pueda.

Iba a empezar llamándote Catnip, pero no estoy seguro de poder hacerlo más. Las cosas han cambiado mucho, ¿no es así? Es extraño recordar nuestra antigua vida, la que compartimos entre los dos y nadie más. Y era pacífica. Pero lo era, ¿verdad?

Nunca te dije de manera correcta lo que fue verte en la primera arena. Tienes que entender como me sentí antes de que fueras. Es cierto que nunca pensé que tal vez querría casarme contigo hasta el día que Darius bromeó sobre el beso, pero te amé por años. Claro, no en la forma que Peeta te ama (lo retomaré después). Pero debes entender, eras mi mejor amiga. Mi única amiga. Eras mi confidente, mi compañera de caza, la persona que más admiraba en el mundo. Era como si fueras parte de mí.

Y después, de repente, tuve que ver que eras parte de los Juegos. Juegos que siempre odié con tanta furia, ver a la persona que más me importaba en el mundo ser arrastrada por el Capitolio así de la nada…

Bueno, fue algo muy difícil con que lidiar. Al principio odié a Peeta, con su estúpida entrevista y su confesión de amor. Estaba tan seguro que lo hizo para ganar el afecto de los estúpidos patrocinadores del Capitolio, sin pensar en lo débil que te hacía lucir a ti, el cómo todos podrían descubrir su patética mentira. Pero todo cambió en la arena, ¿no es así? Estaba tan orgulloso de ti, no tienes idea. Pero estaba muy aterrorizado. Estaba alimentando a Prim, a tu madre y a mi familia, pero estaba asustado casi cada segundo. Porque no había final a lo que Capitolio haría. Incluso lo sabía en ese entonces.

Pero Peeta, él te salvó. Te hizo huir de los profesionales sabiendo que lo alcanzarían a él. Pero lo encontraste, ¿verdad? Lo cuidaste hasta que se recuperara, arriesgaste tu vida por la medicina, pasaste mucho tiempo acurrucada con él. Y los besos. Oh Katniss, lo siento pero debes entender lo que me hicieron a mí. ¿Y que me llamaran tu primo? Era mucho más mezquino en ese entonces. No podía ver el panorama completo. No tienes idea lo mucho que me molesta eso ahora.

Y después regresaste a casa, estaba tan feliz. Creo que fue cuando me di cuenta que tú sacabas la mejor parte de mí. Porque no estaba celoso de Peeta o enojado con nadie. Estaba solo feliz de tenerte de regreso. Y lo siento sobre el beso. Tenía que saber lo que se sentía, tenía que intentar y comparar mi beso con los que compartías con Peeta. No fue mi mejor momento.

¿Recuerdas cuando me azotaron, y tú junto con Peeta los detuvieron? Entonces debí haber dado cuenta lo bueno que es él. ¿Pero recuerdas cómo me besaste cuando yo yacía con la espalda destrozada? Juro que el dolor se detuvo por un momento. Pero aun así, creo que me di cuenta. Que si bien, eso fue real, nosotros nunca podremos estar juntos en esa forma. Creo que te amé demasiado, si eso tiene sentido. Como lo dije, tú siempre fuiste parte de mí.

Te diré un secreto ahora: Peeta se recuperará de su secuestro, de hecho, estoy seguro de eso. Y una vez que lo haga, sé que ustedes estarán juntos. Digo esto sin resentimientos o culpa. Estoy escribiendo esto en lo que podría ser mi última noche en la tierra, así que no tengo motivos para mentir. Estamos ya en una gran guerra y no quiero agregar más problemas.

Créeme. Sólo alguien que te ama tanto como yo puede notar lo mucho que Peeta está enamorado de ti. Es una muy buena persona, Katniss. Sé que tú lo sabes aún mejor que yo. Me he preguntado antes si él es el único de los dos que es realmente bueno, hasta lo más profundo de su ser. Y el Capitolio no puede quitarle eso, no importa cuánto lo intentaron. Nadie puedo.

Así que si esto es mi despedida, Catnip, entonces sólo quiero decirte gracias, gracias por esos años de seguridad y amistad y comer bayas frescas en el bosque. Mi vida ha sido mucho más que mejor desde que te conocí. Siempre serás mi mejor amiga.

¿Y sabes algo más? Tú eres el Sinsajo. Siempre lo has sido. Lo vi antes de que todos los demás lo hicieran. A ellos solo les tomó un tiempo para saberlo.

Por siempre tuyo,

Gale.



Gale observando a Peeta luego de ser rescatado del Capitolio, en Sinsajo:




Es tan extraño verlo así. Sé que no lo conocía bien, pero incluso yo podía ver su drástico cambio. La forma en que le entornaba los ojos a todos. La tensión en su mandíbula. Ese nerviosismo que nunca antes había estado allí.





Recuerdo cuando lo observaba en la primera Arena. Cuán enojado estaba con él por poner la vida de Katniss en peligro tantas veces. Riéndome ante lo ruidoso e incapaz que era cuando Katniss estaba tratando de cazar. Ese extraño remolino de celos en mi estómago cuando vi que se besaban.


Al principio, después de su entrevista, estaba seguro de que era una estratagema, una manera de ser simpático con los estúpidos patrocinadores del Capitolio, que no reconocerían el verdadero amor aunque les golpeara entre los ojos. Los amantes trágicos del distrito 12, los habían llamado. Me habría reído de no haber estado tan disgustado.

Pero recuerdo cómo la duda se fue deslizando en mí, al verlo en la arena. ¿Llegaría a tales extremos si no estuviera verdaderamente enamorado de ella? La manera en que susurraba su nombre mientras dormía, cómo le salvó la vida a pesar de que significaba ser cortado por Cato. O lo hacía por amor o para asegurarse de que ella consiguiera patrocinadores. De cualquier manera, estaba convencido de que él se preocupaba por ella mucho más de lo que había pensado en un inicio.

Pero estaba seguro de que Katniss nunca podría corresponder su amor. Katniss nunca amaría a nadie de esa forma. Si hubiese podido, habría sido yo. Ese no era un pensamiento arrogante, era simplemente un hecho. Katniss era mía, yo era suyo. Todo el mundo lo sabía.

Pero la cueva. Sus besos. Lo que pasó con las bayas. Yo nunca había odiado a alguien y le había debido tanto al mismo tiempo. Por supuesto que le debía todo, más que mi vida, por haberla mantenido con vida. Y ahora nunca podré pagar esa deuda.

Ya no lo odio más. No puedo odiarlo, por mucho que sienta que debo hacerlo. Ella lo ama, claro que lo hace, yo mismo lo vi en el Vasallaje, aquel beso en la playa. Pero ahora está retorcido, el Capitolio ha hecho algo con él que quizá sea imposible de revertir. No puedo odiar a alguien que está así.

Una extraña mezcla de sentimientos se arremolina a través de mí mientras me pongo de pie y lo veo tirar de sus ataduras. Celos, porque estoy seguro de que ella lo amaba. Tristeza, porque no hay manera de que Katniss se recupere totalmente ahora que Peeta está así. Odio, que parece que sienta hace un millar de años, por el Capitolio que le hizo esto y que nos hizo de todo, nos lo quitó todo. Y lástima.

No sé cuál de esos sentimientos está ganando. Pero en este momento, me siento tan desesperado y confuso como él luce. El chico del pan. El chico que conquistó la única mujer que he amado. El que se robó a mi mejor amiga.

No. Eso no es justo. Fui yo el que arruinó la amistad que Katniss y yo teníamos, aquel día en que la besé después de la primera arena. Sólo tenía que saberlo, tenía que sentir por mí mismo si lo que tenía con Peeta era real o no. Sin embargo, no resolví nada. Solo empeoré el problema diez veces más.






La Cosecha de los 74º Juegos del Hambre desde el punto de vista de Clove (1era Parte)




Yo lo conozco. Sé la forma en que se mueve, el olor de su pelo, el sonido de su respiración cuando está dormido. Conozco cada músculo de su cuerpo, lo he sentido en contra de mí en la práctica de combate. Me puedo imaginar la sensación de su brazo, los músculos tensos bajo su piel caliente, como él lanza el aire y se pavonea delante. El típico voluntario del distrito 2.





Lo observo con atención a través de mis ojos entrecerrados mientras él hace su camino hacia el escenario. Trato de detectar cualquier tipo de grieta en su armadura, pero sé que no veré una. Lo conozco mejor que nadie en el mundo entero, y todavía no puedo decir lo que está pensando la mayoría del tiempo. Si yo no estuviese tan segura de que él no se atrevería a tratar de hacerme daño, no debería confiar en él tanto como lo hago. Pero lo hago, por supuesto. Confío en él más que nadie, lo cual es extraño, porque él es la segunda persona más insensible y violenta que conozco. Pero la primera soy yo, ya ves. Así que nos entendemos.





Me pregunto si va a ganar. Al verlo allí de pie, más de dos metros y cada centímetro de su cuerpo tenso y musculoso, por lo que recuerdo la sensación de los músculos en movimiento en contra de mi piel a medida que luchamos, no puedo imaginar que nadie pueda vencerlo en combate. Es despiadado. Formidable. Inmejorable.





Observo como la perra estúpida del capitolio mete la mano para sacar el papel de la chica. Por lo general hay menos voluntarias mujeres que hombres, y no creo que haya ninguna este año, con Cato para lidiar. A diferencia de los otros distritos, no hay vuelta y fingir que somos amigos, o compañeros. Somos aliados en la arena, hasta que todos los débiles se han ido, y hasta los más fuertes como sea posible. Entonces es cada uno para sí mismo.





Coge un trozo de papel delicadamente con sus uñas ridículas. La abre, grita un nombre. Veo la reacción de Cato antes de que me vea completamente a mí . Su expresión se tambalea, y por alguna razón inexplicable, siento una punzada de victoria. Y entonces oigo el nombre que ella llama, al menos 20 segundos después de que todos los demás.





Soy yo.





La cosecha de los 74º Juegos del Hambre desde el punto de vista de Clove (2nda Parte)

Por el momento, el tiempo se detiene y yo estoy parada con las otras chicas de 16 años en lo que parece ser una enorme burbuja, rogándole a mi cerebro que registre y procese mis pensamientos para tener el tiempo de componer mi expresión antes que tenga que caminar al escenario. No me veré débil. No me veré asustada. Soy la chica más violenta y mejor entrenada del Distrito 2. Nací para esto.

Y cuando el letargo termina, y tengo el tiempo justo para apretar mis músculos faciales y relajar mi boca para que no me vea del todo patética. Me niego a ver a Cato a los ojos. Lo vi desfallecer por una fracción de segundo cuando supo que estaba pasando y yo no, pero estoy segura que ya está recuperado. Él entrenó toda su vida para esto. Él no va a dejar que interfiera en su camino. Necesita lucir completamente despiadado para los patrocinadores, que sin duda se están peleando por patrocinarlo en estos momentos. ¿Quién no lo haría? Sólo esperen a que lo vean usar una lanza o empuñar una espada. Esperen a verlo en su traje con sus anchos hombros y ojos azules. El Capitolio morirá por él.

¿Pero qué hay de mí? ¿Quién va a patrocinar a una chica pequeña de pelo oscuro que ni siquiera se ofreció como voluntaria? Tal vez después que me vean lanzar cuchillos. Puedo darle a los pequeños reptiles que están en nuestro jardín a 3 metros de distancia fácilmente. Definitivamente no soy débil en la competencia. Y si los patrocinadores no ven eso, esperen a que llegue a la Arena. Me aseguraré que los otros tributos lo vean.

Y después cuando la mujer del Capitolio en su ridículo atuendo con su voz me hace querer tomar urnas de cristal la cosecha y estrellarlo en su cabeza mientras nos dice que nos demos la mano. Volteo para verlo a él, su rubio pelo rebelde sin importar cuántas veces lo peine y sus brillantes ojos azules se sienten como un golpe en la boca del estómago. Levanto mi mano mientras la toma, apretándola fuerte. No sé lo que él quiere decir con eso. ¿Acaso quiere decir que ya inició, que nuestros años de amistad, que todo lo que compartimos es ahora nada, que soy yo contra él? ¿O se supone que es un apretón de manos para tranquilizarme? No estoy segura, aunque aún confió en él.

Nuestro saludo de manos es más largo de lo usual. Y aunque me odio por ello, pasé toda mi vida tratando de no ese esa clase de chica, no puedo evitar en recordar esa vez que nos tomamos de las manos, aún más fuerte que ésta vez, por horas. Odio esta debilidad. Desearía ser más fuerte. Había una chica hace ya algunos años, Johanna, que ganó los Juegos pretendiendo ser débil y vulnerable, pero al final resultó ser una despiadada asesina. Hipotéticamente, yo podría hacer eso también. Soy pequeña, algo delgada y particularmente no me veo amenazadora. Si me mantengo callada en mi entrevista. Lo podría hacer. Pero la idea de aparentar ser débil, incluso por un momento, incluso como parte de una decepción que podría salvarme la vida, me enferma físicamente. Supongo que esa opción queda descartada.

Y nadie creerá que soy débil, ¿lo pensarían, si estoy con Cato? Eso es, seguiré con Cato. Hay una ley no oficial del Distrito 2, sus tributos son aliados, al menos al principio. Y aunque me odio por ello, esa idea me conforta al instante.





  Una Navidad de Peeta Mellark

Desde que la guerra terminó y regresé al Distrito 12 han sido más difíciles las fiestas. Mi familia y yo dejamos de celebrarlas después de los juegos porque tenía ataques de ira de diferente intensidad. Odiaba la idea de celebrar algo, incluso mi cumpleaños había sido olvidado. La única vez que parecí sonreír en ésta época del año fue cuando miré por la ventana y vi a Katniss caminando por la nieve hacia el bosque; sus mejillas estaban rosadas y los copos de nieve brillaban en su oscuro y enredado pelo. No me gusta verla tan descuidada, pero incluso con las manchas de sangre de ardilla en su sucia camisa, ella es hermosa.Es Nochebuena y he horneado un lote de galletas de azúcar. Si mi padre estuviera vivo él estaría decepcionado de verme así, especialmente desde que ya no hay juegos y yo sigo vivo. Él dio su vida por mí, así que al menos debo valorar eso y celebrar su festividad favorita. Ya sé que Haymitch se desmayó por su borrachera así que no tiene caso el visitarlo. Hago mi camino a la puerta de Katniss con las galletas y toco la puerta de forma suave. Ella abre, aún con su ropa de caza. Se toma un momento, pero para mi sorpresa me deja entrar.

Nos sentamos frente al fuego comiendo las galletas en silencio, hasta que dice de forma casi inaudible, que casi no la entiendo. “Te ves muy guapo en esa camisa,” dice, evitando hacer contacto visual. Conociendo a Katniss, está lo suficientemente avergonzada para admitir algo así ante mí, el rubor en sus mejillas lo hace obvio. Pero, sé lo que quiere. Su cara demuestra desesperación, admiración, necesidad. Me recuesto, de manera que estoy sobre el suelo de madera y ella acomoda su cabeza en mi pecho sin dudarlo. Pero antes de sumergirnos en sueños ella se inclina y besa suavemente mi barbilla. Tal vez las fiestas no son tan malas después de todo.




 La Navidad de Katniss Everdeen

Parece que fue hace una eternidad que la guerra terminó, aunque han pasado sólo cuatro años. Peeta está mucho mejor de lo que solía estar y en ésta época del año las cosas se facilitan para ambos cuando nos tenemos uno al otro. La primera Navidad después de la guerra, Peeta llamó en mi puerta con un plato de galletas y desde ese momento no pasamos mucho tiempo separados. Pasé esa Navidad en sus brazos y me di cuenta que ya no tenía caso huir más; Peeta estaba igual. Su mente sólo se encontraba nublada por episodios que se acumularon en el tiempo, pero él siempre regresó a mi. Todo lo que importaba era que lo necesitaba desesperadamente y él a mí también.

En Nochebuena tenemos nuestras propias tareas; Peeta hornea galletas mientras yo salgo a cazar algo decente. Regreso a casa cuando se pone el sol y él empieza a cocinar, mientras nos sentamos frente al fuego y nos comemos las galletas que él hizo. Después de la segunda Navidad Peeta abre el buen vino. Para el final de la noche nuestras bocas empiezan a no pronunciar bien las palabras y yo suelto una risita cuando él toca mi costado. La tercera Navidad fue una que me cuesta trabajo recordar, pero que tampoco puedo olvidar. Nos recostamos en el suelo frente al fuego, casi no éramos capaces de mantenernos de pie por las grandes cantidades de licor que corría por nuestras venas. Peeta me sentó en su regazo y nos empezamos a besar, una pequeña chispa creciendo en flama que se consumía. Solo faltó unos minutos más de lucha de bocas y gentiles caricias para quitarnos la ropa y hacer el amor.

Es nuestra cuarta Navidad juntos. Aún me sorprende que han pasado cuatro años desde que el chico con círculos oscuros bajo sus ojos debido al cansancio y desesperación estaba frente a mi puerta, pidiendo mi compañía con una azucarada oferta. Siempre me pregunto cómo hubieran sido las cosas si lo hubiera rechazado esa noche. Sacudo mi cabeza y alejo esos pensamientos cuando veo a un ciervo a distancia, saltando entre la nieve con un cervato bebé siguiéndolo de cerca. Estoy a punto de disparar al cervato hasta que empieza a olisquear una flor de Primrose que apenas sale de entre la nieve. Bajo mi arco y me distraigo pensando en Prim, el pequeño y solitario cervato que fue arrebatado de su madre por mi culpa, cazadora. Los escucho trastabillar por la nieve detrás de mí y me doy cuenta que el ciervo se asustó; es Peeta, preocupado como de costumbre porque ya tenía varios minutos de regreso. Me atrae en un rápido abrazo y me pregunta si estoy bien. Le digo que estoy bien y que tendremos col para la cena de esta Navidad.